martes, 16 de diciembre de 2014

FIN DE AÑO, FELICES VACACIONES!!

Hermoso el año compartido con ustedes, algunos de los chicos dejaron sus comentarios sobre lo que hicimos y expresaron lo lindo de esta experiencia con el blog. A mí, como profesora, me encantó estar con los "primeritos". Todo lo que leímos y escribimos fue con mucho entusiasmo. Para finalizar, les edité un video que incluye el trabajo con "el jardín secreto". Teníamos tantas fotos y filmaciones, que me pareció lindo recopilar todo.


ACÁ VA NUESTRA "AULA SECRETA"






FELICES VACACIONES, MIS QUERIDOS CHICOS!!!
 NOS RE-ENCONTRAMOS EL PRÓXIMO AÑO EN "SEGUNDO LEE Y ESCRIBE".

LA VIDA DE QUIROGA ESCRITA Y NARRADA POR PRIMER AÑO

Luego de leer y escribir sobre HORACIO QUIROGA, los chicos nos cuentan, en este vídeo,  la apasionante y trágica vida del gran escritor.



LISTO, PRIMERO CULMINÓ CON SU PROYECTO...

Luego de casi dos meses de trabajo intenso, terminamos con nuestro proyecto: leímos los cuentos de Horacio Quiroga, los transformamos en obras de teatro, hicimos la escenografía y ¡ actuamos! Además, escribimos la biografía del autor e hicimos un vídeo. 


EL PASO DEL YABEBIRÍ



EL LORO PELADO (2)


TRABAJAMOS MUCHO EN TODO ESTO...
FELICITACIONES PRIMERO!!!


MÁS REPRESENTACIONES DE "CUENTOS DE LA SELVA"

LA GAMA CIEGA




LA GUERRA DE LOS YACARÉS


domingo, 7 de diciembre de 2014

NUESTRAS REPRESENTACIONES DE "CUENTOS DE LA SELVA"

Para compartir entre todos...el blog es el espacio en que podemos "mirarnos"  y disfrutar de la representación de los cuentos.
Felicitaciones chicos!!! Durante esta semana publicaremos los vídeos que faltan: la gama ciega, la guerra de los yacarés, el paso del yabebirí y otra versión de "el loro pelado"

EL LORO PELADO (PRIMERA VERSIÓN)




HISTORIA DE DOS CACHORROS DE COATÍ Y DOS CACHORROS DE HOMBRE


sábado, 6 de diciembre de 2014

PRESENTACIÓN DE LOS VÍDEOS

Muchas gracias a Rocío y Camila Ferreti  por sus comentarios en el BLOG!!!! Para mí también fue muy lindo compartir el año con ustedes y felicitaciones a todos por el trabajo que realizaron y la dedicación que pusieron en los proyectos.
A partir del martes podremos ir viendo los vídeos de los cuentos de Horacio Quiroga que aún faltan de subir al blog.

PROFE PIQUI


viernes, 5 de diciembre de 2014

PARA QUE NUESTRA FAMILIA ENTRE AL CURSO...LA "COCINA" DE NUESTROS TRABAJOS DURANTE EL AÑO.

El Power Point de la entrada anterior  fue  preparado por Alexandra Latanzi y nos muestra algunos de nuestros secretos áulicos...Lo que leímos, escribimos, compartimos en las clases de Lengua y Literatura. 
Para que la familia pueda entrar en nuestra clase,  en nuestra "cocina" diaria, aportamos algo más al trabajo de Alexandra.

NUESTRAS AGENDAS Y TOMA DE NOTA DE LOS CAPÍTULOS

UN SECRETO EN LA VENTANA


INVESTIGAMOS SOBRE LA DAMA DE ELCHE (UN SECRETO EN LA VENTANA)

NOS IMAGINAMOS Y DIBUJAMOS
TOMA DE NOTA


LEÍMOS Y COMENTAMOS EN LA AGENDA

LA "INFALTABLE" LIBRETITA

LEÍMOS SOLOS Y EN GRUPO


EN POWER POINT: ALGUNAS DE LAS LECTURAS Y ESCRITURAS QUE HICIMOS EN EL AÑO




lunes, 24 de noviembre de 2014

DEL CUENTO A LA OBRA DE TEATRO...

Leímos los cuentos de la selva. Luego, cada grupo transformó un relato de HORACIO QUIROGA  en una obra de teatro. Además, los chicos  hicieron la escenografía, los trajes y representaron la historia.
Cada grupo estaba  compuesto por cuatro o cinco integrantes, por lo que tuvieron que hacer "de todo": pintar, dibujar, buscar los materiales, hacer maquetas, escribir y actuar.  Acá están los resultados. ¡felicitaciones chicos!


PRIMER GRUPO: LAS MEDIAS DE LOS FLAMENCOS



SEGUNDO GRUPO: LA TORTUGA GIGANTE





lunes, 17 de noviembre de 2014

El JARDÍN SECRETO: ALGO SOBRE MARY...

Camila y Guadalupe nos cuentan algo sobre el "JARDÍN SECRETO". Ellas nos hablan de uno de los personajes principales: Mary.




FELICITACIONES CHICAS POR ANIMARSE A CONTAR "FRENTE" A LA CÁMARA...

lunes, 10 de noviembre de 2014

ESCRIBIMOS EN EL BLOG: NUESTRAS FRASES PREFERIDAS DE "EL JARDÍN SECRETO"

Muchos ya han hecho sus comentarios acerca de si recomendarían la novela a chicos de su edad. Además, seleccionaron frases muy profundas y bonitas en cuanto al uso del lenguaje.
Están todas en el apartado "comentarios", pero destacamos las primeras que escribieron:






"La recomendaría porque es una novela que en la que se pueden observar muchos valores importantes, como la amistad, el amor y la fe en los demás. También muestra la magia de la naturaleza y la importancia de ella en nosotros. Es una novela muy interesante y cautivadora.

La frase que más me gusto de la historia fue "No hay música ni desfiles, pero crees que todos, las plantas, las flores, los pájaros, salen de su escondite para saludar al sol" Pág 149. Me gusta porque describe de una manera muy hermosa a la primavera y lo que causa en la naturaleza"
Camila Ferretti.

Esta novela me pareció interesante ya que nos demuestra que a pesar de nuestras actitudes, todos podemos cambiar. Si bien algunas de los libros que leímos anteriormente, lograron atraparme más, recomendaría “El Jardín Secreto” por la enseñanza que nos deja.

La frase que más me gusto fue la siguiente:
”Solían llamar “magia” a esa cosa misteriosa que había en el jardín, que transformaba todos los que gozaban de su paz y su belleza” (Pagina 161, Capitulo 16).
Elegí esta frase ya que cuando Mary llego a la mansión de su tío, era una niña orgullosa y caprichosa, que logra cambiar gracias a las personas que iba encontrando en el jardín.
-Rocío Milanovsky-


Luego de leer esta novela si la recomendaría, porque es muy entretenida y emocionante.
La frase que más me gusta es: "Al mismo tiempo que el jardín secreto fue cubriéndose de hojas nuevas y de flores y que los niños empezaban a descubrir la fuerza de la amistad, un hombre paseaba solo entre valles y montañas muy lejanos " Página 184
Paloma Brizuela Nuñez


Recomiendo esta novela, porque creo que es muy entretenido ver como los personajes de esta historia van cambiando a medida que avanza, es una novela que te deja valores y un significado muy profundo.
La frase que elijo es: "Sentía la tibieza del sol en su piel y el latido cada vez más fuerte de su corazón.
¡Nunca había sido tan feliz! " Página 151, capitulo 15, El Jardín Secreto.
La elijo porque describe la sensación de uno de los personajes cuando sale afuera por primera vez.
Lucero Carballo

A esta novela la recomendaría porque cuenta una muy linda historia y te enseña valores muy importantes. La frase que más me gustó fue: "Descubrió las hojas que se balanceaban, la alfombra de pasto bajo los árboles y las enormes piedra grises que podían servir de asiento. Cada tanto una mancha de vivos colores irrumpían en el verdor, y sobre su cabeza el zumbido de las mariposas y el rumor de las alas de los pájaros componían una música suave" Pagina 151. Esta frase me gusto porque hace una descripción del jardín secreto que te podes imaginar lo que veían los personajes y la sensación que sentían al ver tanta hermosura.
Valentina Dalmasso Fusco.


 Sí, lo recomendaría a otras personas de mi edad porque me parece una novela misteriosa y con una enseñanza muy importante para aplicarla en la vida y ver las cosas positivas, a pesar de que estén mal.
Hubo muchas frases que me llamaron la atención, una de ellas fue: "En la parte más hermosa del jardín encontró un conjunto esplendoroso de colores otoñales. Su memoria volvió al momento en el que había sembrado todas esas flores imaginando el día en el que los capullos se abrirían al sol. Los lirios perfumaban el aire y las rosas colgaban de las ramas quebradizas". Capítulo 19, página 191. Este frase me llamo la atención porque Craven, a pesar de ser un hombre sin felicidad, pudo encontrarla al ver su hijo parado y el jardín el cual el había abandonado y olvidado. Esto quiere decir que no importa que al día lo estemos pasando mal, solamente con ver algo que nos gusta o ver a alguien sonreír nos transmite la felicidad y hace que nuestro día sea mejor.
-La novela me gustó mucho ya que es misteriosa y te atrapa para seguir leyendo.
-Me gusto mucho el vídeo, felicitaciones chicos !!
Camila Benencio


Me gustó mucho esta obra literaria de Frances Burnett. La recomendaría porque es muy divertida y te enseña cosas que otros libros no lo hacen, como la amistad, la lealtad y la unión de Mary, Dickon y Colin al cultivar el jardín y a mentir para que el plan de Colin funcionara. 
La frase que más me gusto es: "Uno de los mayores descubrimientos de los últimos tiempos tiene que ver con nuestros pensamientos. Tienen tanto poder como una pila eléctrica. Si dejamos que un pensamiento malo o bueno anide en nosotros, es como permitir que un virus o bacteria se instale en nuestro cuerpo" Elegí esta frase ya que te sirve para la vida, me inspiró y dice la verdad porque nuestros pensamientos son como una pila eléctrica, se va llenando de energía, pero si dejamos un pensamiento malo esa "energía" va a disminuirse. Esta frase es muy linda, solo hay que entenderla, esta ubicada en la página 183 (primer hoja del capítulo 19, titulado "En el jardín")
Me gusto el video Felicitaciones!
Valentina Gómez Pérez

A mí me gusto mucho este libro porque a demás de entretener, cuenta como los personajes van cambiando su personalidad a medida que avanza la novela. Aquí el personaje principal es Mary Lenox que al principio era una niña caprichosa, soberbia, egoísta, desagradecida, antipática, poco agraciada y de aspecto insignificante; luego, la personalidad de Mary cambia, comenzó a ser más agradecida, a tener más amigos y a sentir cariño por los demás.
Yo recomendaría este libro porque, como ya había dicho antes, además de entretener, demuestra que las personas pueden cambiar.
La frase que más me gustó de este libro es: "SI DEJAMOS QUE UN PENSAMIENTO MALO O TRISTE ANIDE EN NOSOTROS, ES COMO PERMITIR QUE UN VIRUS O UNA BACTERIA SE INSTALE EN NUESTRO CUERPO" capítulo 19, página 183.
Valentina Osses

Sinceramente, me gustó la novela, pero no la recomendaría, supongo que hay mejores para niños ya pre-adolescentes.Lo bueno es que transmite valores muy importantes para la vida y formación del ser humano, lo malo es que no me motiva a intentar cosas nuevas ni me deja un final claro.
Me gusta mucho la poesía y las frases bonitas, y encontré varias en los fragmentos que nos ha dejado Frances Burnett, unas de las que seleccione fue: " En momentos como estos tengo necesidad de gritar mi agradecimiento y mi alegría" Colin- Pág: 176. La verdad es que me gusto mucho esta frase, ya que fue Colin, quien la dijo, no tenía esperanzas de vivir. Pero aveces pasa que pensamos demasiado en los errores que nos rodean y no en cosas bellas que realmente nos alienta ser mejor, otra frase que encontré fue: "Porque no quiero que nadie me vea ni me hable" Pág: 100 esta también, relatada por Colin, (a veces me siento identificada con esta) y en diferencia a la otra se nota que este se encontraba deprimido, otra, también fue: "Todo resplandeció de color y de vida" Pág: 161 me encantó ya que en pocas palabras describió lo que podría haberse dicho en un millón."
Saludos:
Rita Barale Tejerina.

jueves, 6 de noviembre de 2014

ESCRIBIMOS EN EL BLOG: "EL JARDÍN SECRETO"

Con mucho entusiasmo leímos en clase y en casa esta hermosa historia de Francis Burnet.






Transitamos el Páramo, el muro, la mansión: imaginamos y dibujamos... Y con una llave antigua entramos al olvidado jardín que, poco a poco, se fue transformando y nos fue transformando como lectores. Recorrimos la vida de los personajes, los conocimos y como dicen algunos de los chicos "nos encariñamos".



.

Camila, Tomás, Rocío, Fátima, Jazmin y  Paloma nos cuentan a través del vídeo un poco de la historia y sus apreciaciones sobre los personajes. FELICITACIONES CHICOS!!!


EL BLOG:  OTRO ESPACIO PARA ESCRIBIR, COMENTAR Y COMPARTIR


Para trabajar en casa y en el Blog:
  1. Luego de leer la historia, ¿se la recomendarías a un chico de tu edad? 
  2. Escribe en el apartado "comentarios", una frase que te haya gustado y explícales a tus compañeros por qué la elegiste. Recuerda colocar la frase entre comillas y el número de página. 


viernes, 17 de octubre de 2014

HORA DE LECTURA

Los chicos de Primero "A" y "B" decidieron tomarse la hora de lectura "en serio". Rocío hizo el cartel para que no se interrumpa el momento dedicado a leer.

¡Qué lindo es verlos trabajar con tanto entusiasmo! Felicitaciones Chicos!!







 

¿Qué estamos leyendo este mes? 
 " El Jardín Secreto" de Francis Burnett. 
 ¡¡¡A disfrutarlo!!!




miércoles, 8 de octubre de 2014

A ESCRIBIR, LEER, HABLAR, RECREAR, DIBUJAR Y PINTAR...

Hola chicos: La propuestas de trabajo a partir de "Cuentos de la Selva" son dos: 
  1. Transformar un cuento en obra de teatro. Como hablamos en el aula, cada grupo se deberá encargar de la escritura, preparar la escenografía y finalmente representarla!!!
  2. Aprovechando que tenemos el río, cerca de la escuela, vamos a armar un video en este paisaje natural que nos ofrece nuestra ciudad. Como todos saben, el Río Tercero es afluente del Paraná, lugar en el que se desarrollan los Cuentos de la Selva. En esta época  del año , el lugar está muy verde y los árboles despliegan su follaje con todo su esplendor.  Será un bonito espacio para hablar de Horacio Quiroga y leer algunos de sus cuentos. 

Este video presentado en el Canal Encuentro, puede ser un referente para nuestro trabajo. Les comparto el enlace y los invito a saber un poco más sobre el gran cuentista: "un  verdadero maestro del relato breve"

Para ver la nota hacer click en este enlace: http://www.educ.ar/sitios/educar/recursos/ver?id=117497






domingo, 28 de septiembre de 2014

UN ADELANTO DE LA NOVELA "EL JARDÍN SECRETO" DE FRANCIS BURNETT

Ya empezamos a leer la historia de Mary Lenox, la niña que, al quedar huérfana, se va a vivir a la casa de su tío en Londres. Vemos este corto para ambientarnos en la época y conocer algunos de sus personajes.

¡¡Espero que disfruten de la
lectura del libro!!

miércoles, 24 de septiembre de 2014

¡¡¡FELICITACIONES CHICOS!!!!!

Muy buenos los comentarios chicos y qué lindo  que se empiecen a "leer" entre ustedes e intercambiar opiniones. Los felicito por la participación en el blog.




Profesora Piqui


domingo, 21 de septiembre de 2014

EL PASO DEL YABEBIRÍ

Con este relato, llegamos al final de la lectura de  "Cuentos de la Selva". En ellos, pudimos observar la estrecha relación que tenía su autor, Horacio Quiroga, con la selva misionera. Conocimos además, su casa en San Ignacio, la relación con su familia, su vida marcada por las tragedias y su muerte.
Comentamos acerca de la historia "EL paso del Yabebirí" (que significa río de las "rayas" en guaraní)


EL PASO DEL YABEBIRÍ
(Cuentos de la selva, 1918)


         En el río Yabebirí, que está en Misiones, hay muchas rayas, porque «Yabebirí» quiere decir precisamente «Río-de-las-rayas». Hay tantas, que a veces es peligroso meter un solo pie en el agua. Yo conocí un hombre a quien lo picó una raya en el talón y que tuvo que caminar rengueando media legua para llegar a su casa: el hombre iba llorando y cayéndose de dolor. Es uno de los dolores más fuertes que se puede sentir.
         Como en el Yabebirí hay también muchos otros peces, algunos hombres van a cazarlos con bombas de dinamita. Tiran una bomba al río, matando millones de peces. Todos los peces que están cerca mueren, aunque sean grandes como una casa. Y mueren también todos los chiquitos, que no sirven para nada.
         Ahora bien: una vez un hombre fue a vivir allá, y no quiso que tiraran bombas de dinamita, porque tenía lastima de los pececitos. Él no se oponía a que pescaran en el río para comer; pero no quería que mataran inútilmente a millones de pececitos. Los hombres que tiraban bombas se enojaron al principio, pero como el hombre tenía un carácter serio, aunque era muy bueno, los otros se fueron a cazar a otra parte, y todos los peces quedaron muy contentos. Tan contentos y agradecidos estaban a su amigo que había salvado a los pececitos, que lo conocían apenas se acercaba a la orilla Y cuando él andaba por la costa fumando, las rayas lo seguían arrastrándose por el barro, muy contentas de acompañar a su amigo. Él no sabía nada, y vivía feliz en aquel lugar.
         Y sucedió que una vez, una tarde, un zorro llegó corriendo hasta el Yabebirí, y metió las patas en el agua, gritando:
         —¡Eh, rayas! ¡Ligero! Ahí viene el amigo de ustedes, herido.
         Las rayas, que lo oyeron, corrieron ansiosas a la orilla. Y le preguntaron al zorro:
          —¿Qué pasa? ¿Dónde está el hombre?
         —¡Ahí viene! —gritó el zorro de nuevo—. ¡Ha peleado con un tigre! ¡El tigre viene corriendo! ¡Seguramente va a cruzar a la isla! ¡Denle paso, porque es un hombre bueno!
         —¡Ya lo creo! ¡Ya lo creo que le vamos a dar paso! Contestaron las rayas—. ¡Pero lo que es el tigre, ése no va a pasar!
         —¡Cuidado con él! —gritó aún el zorro— ¡No se olviden de que es el tigre!.
         Y pegando un brinco, el zorro entró de nuevo en el monte.


Apenas acababa de hacer esto, cuando el hombre apartó las ramas y apareció todo ensangrentado y la camisa rota. La sangre le caía por la cara y el pecho hasta el pantalón, y desde las arrugas del pantalón, la sangre caía a la arena. Avanzó tambaleando hacia la orilla, porque estaba muy herido, y entró en el río. Pero apenas puso un pie en el agua, las rayas que estaban amontonadas se apartaron de su paso, y el hombre llegó con el agua al pecho hasta la isla, sin que una raya lo picara. Y conforme llegó, cayó desmayado en la misma arena, por la gran cantidad de sangre que había perdido.
         Las rayas no habían aún tenido tiempo de compadecer del todo a su amigo moribundo, cuando un terrible rugido les hizo dar un brinco en el agua.
         —¡El tigre! ¡El tigre! —gritaron todas, lanzándose como una flecha a la orilla.
         En efecto, el tigre que había peleado con el hombre y que lo venía persiguiendo había llegado a la costa del Yabebirí. El animal estaba también muy herido, y la sangre le corría por todo el cuerpo. Vio al hombre caído como muerto en la isla, y lanzando un rugido de rabia, se echó al agua, para acabar de matarlo.
         Pero apenas hubo metido una pata en el agua, sintió como si lo hubieran clavado ocho o diez terribles clavos en las patas, y dio un salto atrás: eran las rayas, que defendían el paso del río, y le habían clavado con toda su fuerza el aguijón de la cola.
         El tigre quedó roncando de dolor, con la pata en el aire; y al ver toda el agua de la orilla turbia como si removieran el barro del fondo, comprendió que eran las rayas que no lo querían dejar pasar. Y entonces gritó enfurecido:
         —¡Ah, ya sé lo que es! ¡Son ustedes, malditas rayas! ¡Salgan del camino!
         —¡No salimos! —respondieron las rayas.
         —¡Salgan!
         —¡No salimos! ¡Él es un hombre bueno! ¡No hay derecho para matarlo!
         —¡Él me ha herido a mí!
         —¡Los dos se han herido! ¡Esos son asuntos de ustedes en el monte! ¡Aquí está bajo nuestra protección!... ¡No se pasa!
         —¡Paso! —rugió por última vez el tigre.
         —¡NI NUNCA! —respondieron las rayas.
         (Ellas dijeron "ni nunca" porque así dicen los que hablan guaraní como en Misiones.)
         —¡Vamos a ver! —rugió aún el tigre. Y retrocedió para tomar impulso y dar un enorme salto.
         El tigre sabía que las rayas están casi siempre en la orilla; y pensaba que si lograba dar un salto muy grande acaso no hallara más rayas en el medio del río, y podría así comer al hombre moribundo.
          Pero las rayas lo habían adivinado y corrieron todas al medio del río, pasándose la voz:
         —¡Fuera de la orilla! —gritaban bajo el agua—. ¡Adentro! ¡A la canal! ¡A la canal!

               Y en un segundo el ejército de rayas se precipitó río adentro, a defender el paso, a tiempo que el tigre daba su enorme salto y caía en medio del agua. Cayó loco de alegría, porque en el primer momento no sintió ninguna picadura, y creyó que las rayas habían quedado todas en la orilla, engañadas...
         Pero apenas dio un paso, una verdadera lluvia de aguijonazos, como puñaladas de dolor, lo detuvieron en seco: eran otra vez las rayas, que le acribillaban las patas a picaduras.
         El tigre quiso continuar, sin embargo; pero el dolor era tan atroz, que lanzó un alarido y retrocedió corriendo como loco a la orilla. Y se echó en la arena de costado, porque no podía más de sufrimiento; y la barriga subía y bajaba como si estuviera cansadísimo.
         Lo que pasaba es que el tigre estaba envenenado con el veneno de las rayas.
         Pero aunque habían vencido al tigre, las rayas no estaban tranquilas porque tenían miedo de que viniera la tigra y otros tigres, y otros muchos más... Y ellas no podrían defender más el paso.
         En efecto, el monte bramó de nuevo, y apareció la tigra, que se puso loca de furor al ver al tigre tirado de costado en la arena. Ella vio también el agua turbia por el movimiento de las rayas, y se acercó al río. Y tocando casi el agua con la boca, gritó:
         —¡Rayas! ¡Quiero paso!
         —¡No hay paso! —respondieron las rayas.
         —¡No va a quedar una sola raya con cola, si no dan paso! rugió la tigra.
         —¡Aunque quedemos sin cola, no se pasa! —respondieron ellas.
         —¡Por última vez, paso!
         —¡NI NUNCA! —gritaron las rayas.
         La tigra, enfurecida, había metido sin querer una pata en el agua, y una raya, acercándose despacio, acababa de clavarle todo el aguijón entre los dedos. Al rugido de dolor del animal, las rayas respondieron, sonriéndose:
         —¡Parece que todavía tenemos cola! Pero la tigra había tenido una idea, y con esa idea entre las cejas, se alejaba de allí, costeando el río aguas arriba, y sin decir una palabra.

         Mas las rayas comprendieron también esta vez cuál era el plan de su enemigo. El plan de su enemigo era éste: pasar el río por otra parte, donde las rayas no sabían que había que defender el paso. Y una inmensa ansiedad se apoderó entonces de las rayas.
         —¡Va a pasar el río aguas más arriba! —gritaron—. ¡No queremos que mate al hombre! ¡Tenemos que defender a nuestro amigo!
         Y se revolvían desesperadas entre el barro, hasta enturbiar el río.
         —¡Pero qué hacemos! —decían—. Nosotras no sabemos nadar ligero... ¡La tigra va a pasar antes que las rayas de allá sepan que hay que defender el paso a toda costa!
         Y no sabían qué hacer. Hasta que una rayita muy inteligente dijo de pronto:
         —¡Ya está! ¡Qué vaya los dorados! ¡Los dorados son amigos nuestros! ¡Ellos nadan más ligero que nadie!
         —¡Eso es! —gritaron todas—. ¡Que vayan los dorados!
         Y en un instante la voz pasó y en otro instante se vieron ocho o diez filas de dorados, un verdadero ejército de dorados que nadaban a toda velocidad aguas arriba, y que iban dejando surcos en el agua, como los torpedos.
         A pesar de todo, apenas tuvieron tiempo de dar la orden de cerrar el paso a los tigres; la tigra ya había nadado, y estaba ya por llegar a la isla.
         Pero las rayas habían corrido ya a la orilla, y en cuanto la tigra hizo pie, las rayas se abalanzaron contra sus patas, deshaciéndoselas a aguijonazos. El animal, enfurecido y loco de dolor, rugía, saltaba en el agua, hacia volar nubes de agua a manotones. Pero las rayas continuaban precipitándose contra sus patas, cerrándole el paso de tal modo, que la tigra dio vuelta, nadó de nuevo y fue a echarse a su vez a la orilla, con las cuatro patas monstruosamente hinchadas; por allí tampoco sé podía ir a comer al hombre.
         Mas las rayas estaban también muy cansadas. Y lo que es peor, el tigre y la tigra habían acabado por levantarse y entraban en el monte.
         ¿Qué iban a hacer? Esto tenía muy inquietas a las rayas, y tuvieron una larga conferencia. Al fin dijeron:
         —¡Ya sabemos lo que es! Van a ir a buscar a los otros tigres y van a venir todos. ¡Van a venir todos los tigres y van a pasar!
         —¡NI NUNCA! —gritaron las rayas más jóvenes y que no tenían tanta experiencia.
         —¡Sí, pasarán, compañeritas! —respondieron tristemente las más viejas—. Si son muchos acabarán por pasar... Vamos a consultar a nuestro amigo.
         Y fueron todas a ver al hombre, pues no habían tenido tiempo aún de hacerlo, por defender el paso del río.
         El hombre estaba siempre tendido, porque había perdido mucha sangre, pero podía hablar y moverse un poquito. En un instante las rayas le contaron lo que había pasado, y cómo habían defendido el paso a los tigres que lo querían comer. El hombre herido se enterneció mucho con la amistad de las rayas que le habían salvado la vida y dio la mano con verdadero cariño a las rayas que estaban más cerca de él. Y dijo entonces:
         —¡No hay remedio! Si los tigres son muchos, y quieren pasar, pasarán...
         —¡No pasarán! —dijeron las rayas chicas—. ¡Usted es nuestro amigo y no van a pasar!
         —¡Sí, pasarán, compañeritas! —dijo el hombre. Y añadió, hablando en voz baja—: El único modo sería mandar a alguien a casa a buscar el winchester con muchas balas... pero yo no tengo ningún amigo en el río, fuera de los peces... y ninguno de ustedes sabe andar por la tierra.
         —¿Qué hacemos entonces? —dijeron las rayas ansiosas.
         —A ver, a ver... —dijo entonces el hombre, pasándose la mano por la frente, como si recordara algo—. Yo tuve un amigo... un carpinchito que se crió en casa y que jugaba con mis hijos... Un día volvió otra vez al monte y creo que vivía aquí, en el Yabebirí... pero no sé dónde estará...
         Las rayas dieron entonces un grito de alegría: —¡Ya sabemos! ¡Nosotras lo conocemos! ¡Tiene su guarida en la punta de la isla! ¡Él nos habló una vez de usted! ¡Lo vamos a mandar buscar en seguida! Y dicho y hecho: un dorado muy grande voló río abajo a buscar al carpinchito; mientras el hombre disolvía una gota de sangre seca en la palma de la mano, para hacer tinta, y con una espina de pescado, que era la pluma, escribió en una hoja seca, que era el papel. Y escribió esta carta: Mándenme con el carpinchito el winchester y una caja entera de veinticinco balas.
         Apenas acabó el hombre de escribir, el monte entero tembló con un sordo rugido; eran todos los tigres que se acercaban a entablar la lucha. Las rayas llevaban la carta con la cabeza afuera del agua para que no se mojara, y se la dieron al carpinchito, el cual salió corriendo por entre el pajonal a llevarla a la casa del hombre.
         Y ya era tiempo, porque los rugidos, aunque lejanos aún, se acercaban velozmente. Las rayas reunieron entonces a los dorados que estaban esperando órdenes, y les gritaron:
         —¡Ligero, compañeros! ¡Recorran todo el río y den la voz de alarma! ¡Que todas las rayas estén prontas en todo el río! ¡Que se encuentren todas alrededor de la isla! ¡Veremos si van a pasar!

         Y el ejército de dorados voló en seguida, río arriba y río abajo, haciendo rayas en el agua con la velocidad que llevaban.
         No quedó raya en todo el Yabebirí que no recibiera orden de concentrarse en las orillas del río, alrededor de la isla. De todas partes, de entre las piedras, de entre el barro, de la boca de los arroyitos, de todo el Yabebirí entero, las rayas acudían a defender el paso contra los tigres. Y por delante de la isla, los dorados cruzaban y recruzaban a toda velocidad.
         Ya era tiempo, otra vez; un inmenso rugido hizo temblar el agua misma de la orilla, y los tigres desembocaron en la costa.
         Eran muchos; parecía que todos los tigres de Misiones estuvieran allí. Pero el Yabebirí entero hervía también de rayas, que se lanzaron a la orilla, dispuestas a defender a todo trance el paso.
         —¡Paso a los tigres!
         —¡No hay paso! —respondieron las rayas.
         —¡Paso, de nuevo!
         —¡No se pasa!
         —¡No va a quedar raya, ni hijo de raya, ni nieto de raya. si no dan paso!
         —¡Es posible! —respondieron las rayas—. ¡Pero ni los tigres, ni los hijos de tigres, ni los nietos de tigres, ni todos los tigres del mundo van a pasar por aquí!
         Así respondieron las rayas. Entonces los tigres rugieron por última vez:
         —¡Paso pedimos!
         —¡NI NUNCA!
         Y la batalla comenzó entonces. Con un enorme salto los tigres se lanzaron al agua. Y cayeron todos sobre un verdadero piso de rayas. Las rayas les acribillaron las patas a aguijonazos, y a cada herida los tigres lanzaban un rugido de dolor. Pero ellos se defendían a zarpazos manoteando como locos en el agua. Y las rayas volaban por el aire con el vientre abierto por las uñas de los tigres.
         El Yabebirí parecía un río de sangre. Las rayas morían a centenares... pero los tigres recibían también terribles heridas, y se retiraban a tenderse y rugir en la playa, horriblemente hinchados. Las rayas, pisoteadas, deshechas por las patas de los tigres, no desistían; acudían sin cesar a defender el paso. Algunas volaban por el aire, volvían a caer al río, y se precipitaban de nuevo contra los tigres.
          Media hora duró esta lucha terrible. AI cabo de esa media hora, todos los tigres estaban otra vez en la playa, sentados de fatiga y rugiendo de dolor; ni uno solo había pasado.
         Pero las rayas estaban también deshechas de cansancio. Muchas, muchísimas habían muerto. Y las que quedaban vivas dijeron:

         —No podremos resistir dos ataques como éste. ¡Que los dorados vayan a buscar refuerzos! ¡Que vengan en seguida todas las rayas que haya en el Yabebirí!
         Y los dorados volaron otra vez río arriba y río abajo, e iban tan ligeros que dejaban surcos en el agua, como los torpedos.
         Las rayas fueron entonces a ver al hombre.
         —¡No podremos resistir más! —le dijeron tristemente las rayas.
         Y aun algunas rayas lloraban, porque veían que no podrían salvar a su amigo.
         —¡Váyanse, rayas! —respondió el hombre herido—. ¡Déjenme solo! ¡Ustedes han hecho ya demasiado por mí! ¡Dejen que los tigres pasen!
         —¡NI NUNCA! —gritaron las rayas en un solo clamor—. ¡Mientras haya una sola raya viva en el Yabebirí, que es nuestro río, defenderemos al hombre bueno que nos defendió antes a nosotras!
         El hombre herido exclamó entonces, contento:
         —¡Rayas! ¡Yo estoy casi por morir, y apenas puedo hablar; pero yo les aseguro que en cuanto llegue el winchester, vamos a tener farra para largo rato; esto yo se lo aseguro a ustedes!
         —¡Sí, ya lo sabemos! —contestaron las rayas entusiasmadas. Pero no pudieron concluir de hablar, porque la batalla recomenzaba. En efecto: los tigres, que ya habían descansado se pusieron bruscamente en pie, y agachándose como quien va saltar, rugieron:
         —¡Por última vez, y de una vez por todas: paso!
         —¡Ni NUNCA! —respondieron las rayas lanzándose a la orilla. Pero los tigres habían saltado a su vez al agua y recomenzó la terrible lucha. Todo el Yabebirí, ahora de orilla a orilla, estaba rojo de sangre, y la sangre hacía espuma en la arena de la playa. Las rayas volaban deshechas por el aire y los tigres rugían de dolor; pero nadie retrocedía un paso.
         Y los tigres no sólo no retrocedían, sino que avanzaban. En balde el ejército de dorados pasaba a toda velocidad río arriba y río abajo, llamando a las rayas: las rayas se habían concluido; todas estaban luchando frente a la isla y la mitad había muerto ya. Y las que quedaban estaban todas heridas y sin fuerzas.
         Comprendieron entonces que no podrían sostenerse un minuto más, y que los tigres pasarán; y las pobres rayas, que preferían morir antes que entregar a su amigo, se lanzaron por última vez contra los tigres. Pero ya todo era inútil. Cinco tigres nadaban ya hacia la costa de la isla. Las rayas, desesperadas, gritaron:
         —¡A la isla! ¡Vamos todas a la otra orilla!
         Pero también esto era tarde: dos tigres más se habían echado a nado, y en un instante todos los tigres estuvieron en medio del río, y no se veía más que sus cabezas.
         Pero también en ese momento un animalito, un pobre animalito colorado y peludo cruzaba nadando a toda fuerza el Yabebirí: era el carpinchito, que llegaba a la isla llevando el winchester y las balas en la cabeza para que no se mojaran.
         El hombre dio un gran grito de alegría, porque le quedaba tiempo para entrar en defensa de las rayas. Le pidió al carpinchito que lo empujara con la cabeza para colocarse de costado, porque él solo no podía; y ya en esta posición cargó el winchester con la rapidez del rayo.
         Y en el preciso momento en que las rayas, desgarradas, aplastadas, ensangrentadas, veían con desesperación que habían perdido la batalla y que los tigres iban a devorar a su pobre amigo herido, en ese momento oyeron un estampido, y vieron que el tigre que iba delante y pisaba ya la arena, daba un gran salto y caía muerto, con la frente agujereada de un tiro.
         —¡Bravo, bravo! —clamaron las rayas, locas de contento. ¡El hombre tiene el winchester! ¡Ya estamos salvadas!
 

                Y enturbiaban toda el agua verdaderamente locas de alegría. Pero el hombre proseguía tranquilo tirando, y cada tiro era un nuevo tigre muerto. Y a cada tigre que caía muerto lanzando un rugido, las rayas respondían con grandes sacudidas de la cola.
         Uno tras otro, como si el rayo cayera entre sus cabezas, los tigres fueron muriendo a tiros. Aquello duró solamente dos minutos. Uno tras otro se fueron al fondo del río, y allí las palometas los comieron. Algunos boyaron después, y entonces los dorados los acompañaron hasta el Paraná, comiéndolos, y haciendo saltar el agua de contento.
         En poco tiempo las rayas, que tienen muchos hijos, volvieron a ser tan numerosas como antes. El hombre se curó, y quedó tan agradecido a las rayas que le habían salvado la vida, que se fue a vivir a la isla. Y allí, en las noches de verano le gustaba tender se en la playa y fumar a la luz de la luna, mientras las rayas, hablando despacito, se lo mostraban a los peces, que no le conocían, contándoles la gran batalla que, aliadas a ese hombre, habían tenido una vez contra los tigres.